Una joven pareja entró en el mejor comercio de juguetes de la ciudad.
Ambos se entretuvieron mirando los juguetes alineados en las estanterías.
Había de todo tipo.
No llegaban a decidirse.
Se les acercó una dependienta muy simpática.
"Tenemos una niña muy pequeña, pero estamos casi todo el día fuera de casa y, a veces, hasta de noche."
- "Es una cría que apenas sonríe", continuó el hombre.
"Quisiéramos comprarle algo que la hiciera feliz, ...
... algo que le diera alegría aún cuando estuviera sola, no importa el precio".
- "Lo siento", sonrió la dependienta con gentileza.
"Pero aquí no vendemos padres."
Bruno Ferrero
"La silla vacía y otras historias"
un abrazo. Mari Cruz
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