Vuestros hijos no son vuestros hijos,
son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de perpetuarse.
Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
podéis cobijar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque las almas viven en la casa del porvenir,
que está cerrada para vosotros, aún para vuestros sueños.
Podéis esforzaros en ser parecidos a ellos,
pero no busquéis hacerlos a vuestra semejanza.
Porque la vida no se detiene ni se distrae con el ayer.
Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos,
como flechas vivientes, son impulsados hacia lo léjos.
El arquero es quien ve el blanco en la senda del infinito
y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana.
Dejaz, alegremente, que la mano del arquero os doblegue;
Porque, así como él ama la flecha que vuela,
ama también la estabilidad del arco y su constancia.
El profeta
Kalil Gibran
Enseñarás a volar, aunque no podrán volar tu vuelo.
Enseñarás a vivir, más no vivirán tu vida.
Y sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
siempre perdurará aquella huella y esencia del maestro.
Un abrazo. Mari Cruz
sábado, 20 de junio de 2009
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