Encontré este cuento en alguna página que ahora no recuerdo, y díce así:
Me contaron que había una vez un
hombrecito vestido de gris que yendo por la calle camino de su trabajo, resultó que siempre va caminando, porque así se da tiempo para pensar y del mismo modo llega relajado, tras el agradable paseo por la ciudad antes de comenzar su jornada laboral, pues en uno de sus diarios trayectos se encontró una moneda de un euro en el suelo.
Y claro pensó, para qué me la querrá dar el Destino, si no la he pedido ... y se preguntó qué debo hacer con ella si no la necesito.
Bueno la tomaré ya llegará la respuesta, o quizá debo encontrarla yo, no lo se, aún así se agachó y la tomó en su mano.
Mientras tanto cambió el semáforo, y cruzó la calle pensativo con la moneda en la mano.
Al llegar al otro lado, siguió caminando unos cuanto metros cuando de repente le abordó un anciano, mal aseado, que estaba mendigando para comer y encontrar un lugar dónde dormir esa noche, de esos que estás seguro de que no te toman el pelo.
Y le pidió algo para comer.
Éste, recibiendo respuesta a su pregunta, le dió la moneda de euro.
El anciano, mirándole a los ojos, se lo agradeció con palabras desde su alma y le díjo, muchas gracias, porque hoy podré comer.
Quizá sería conveniente que reflexiones acerca de dar de aquello que recibes, ya que de este modo redundará en beneficio tuyo y se volverá a equilibrar el llamado orden natural o social que siempre ha de estar en consonancia.
En muchas ocasiones lo que consideramos no tenga valor para nosotros, quizá sea valioso para otros, la respuesta la tienes tú, siempre está en tus manos. Quizá para tí carece de sentido, en cambio para otros tendrá mucho sentido lo invisible a los nuestros ojos.
Y ahora que tienes el fin de semana por delante, qué te parece si te planteo un sencillo ejercicio, cuando vayas caminando por el campo, por una vereda, camino o valle, toma una piedra que encuentres en el camino, aquella que más te guste, aquella que más te llame la atención.
Te he dejado una imagen en la podrás elegir una si lo prefieres, si consideras que ésa es la idónea si es la que más te gusta.

Tómala fuertemente con tu mano, y siéntela, después cierra los ojos y en ése mismo entorno visualiza mentalmente todo aquello que tienes en la vida, todo aquello por lo que te sientes pleno y feliz.
Visualiza todo aquello por lo que debes estar agradecido a la naturaleza, a tus padres, familia, hijos, compañer@s, amig@s, pareja, entorno en el que vives, etc. y cuando lo hayas visualizado, abre los ojos y mira la piedra, ella será tu compañera a partir de ahora.
Cuando vuelvas a casa, déjala en la mesita de noche junto a tu libro de cabecera, y cada noche después de contar un cuento a los niños, tuitear, responder correos de amig@s, colgar canciones en facebook, leer hasta casi caer rendid@, mira fijamente la piedra y recuerda el valor que tiene.

El valor que tú le díste a todo aquello que tienes en la vida y por lo que debes estar agradecid@; así que agárrala fuertemente y ve a dormir con sensación de serenidad ya que los problemas del día si tienen solución ocúpate en gestionarlos, si no la tienen para que preocuparse, el resto lo tienes representado en tu piedra, aquella que escogiste de entre muchas.
Un abrazo. Mari Cruz