Hace mucho tiempo, un voraz cocodrilo, que vivía en cierta parte de la India, devoraba a todos los viajeros que intentaban cruzar una determinada ciénaga.
Durante años este cocodrilo vio, con toda naturalidad, su misión de predador hasta el día en que escuchó ciertos rumores que circulaban sobre él.
Los pájaros, los peces y otros animales del entorno tenían una idea clara de la fuerza y crueldad del cocodrilo, y se veian obligados a reconocer que era practicamente imposible escapar a sus colmillos.
Pero afirmaban que este cocodrilo temido cocodrilo no conocía la verdad. Tal frase atormentó durante mucho tiempo al saurio.
¿Cómo era posible que él, gran devorador universal, no conociese la verdad?
Por otro lado, si no la conocía, no podría reconocerla, y de este modo ignoraba el hecho de que no la conocía. En tal caso, qué debería hacer para aprender lo que ignoraba, sin saber de antemano la naturaleza de esa cosa que desconocía, es decir la verdad.
Estas reflexiones amargaban el cerebro del pobre animal, que se aburría en su marisma.
Un día se presentó ante él una jóven dispuesta a cruzar la ciénaga. El cocodrilo iba a echarse sobre ella para devorarla, tal y como le dictaba su instinto.
Pero se detuvo por un súbito impulso, y dijo a la jóven:
J - Si, respondió ella muy tranquila.
C - Bueno, pues si tu me dices la verdad, yo no te devoraré.
El cocodrilo se quedó con la bocaza abierta y los ojos de un sapo, pues el enunciado de la verdad siempre sorprende al que la escucha por primera vez.
Cuando finalmente salió de su asombro, la jóven ya había cruzado el río y se alejaba corriendo.
Pero, entonces, ¿Quién es el que en esta historia, dijo la verdad?
La mujer había dicho: "La verdad es que tu me vas a devorar", ahora bien el cocodrilo no había devorado a la jóven mujer, quien entonces había mentido.
El cocodrilo había dicho: "Si me dices la verdad, yo no te devoraré".
El cocodrilo no había devorado a la jóven, por lo tanto, había dicho la verdad.
Pero la jóven no la había dicho; así pues, él debiera haberla devorado.
Y si la hubiera devorado, la jóven habría dicho la verdad:
Y por su parte, el cocodrilo habría mentido.
La verdad de uno,
es la mentira de otro.
De esa manera se manifiesta frecuentemente la Verdad.
"Encuentre su verdad en los cuentos de sabiduría"
cuentos de Edouard Brasey.
"La verdad de nuestro mental,
es la mentira de nuestra alma"
Lo positivo,
lo negativo,
y el todo.
Un abrazo. Mari Cruz
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