Cuando Cyd abrió su humilde tienda colocó un cartel sobre la puerta con el texto “Nosotros Aquí Vendemos Pescado Fresco”.
Al verlo su padre, se detuvo y le dijo que la palabra “Nosotros” sugería un énfasis en el vendedor más que en el comprador y realmente no hacía falta, que era mucho mejor eliminar las palabras superfluas del lenguaje. De modo que el cartel fue cambiado por “Aquí Pescado Fresco a la Venta”.
Pasó su hermano mayor un ilustre empresario de la zona, y le sugirió que la palabra “Aquí” podía eliminarse: era totalmente superflua. Cyd estuvo de acuerdo y cambió el anuncio por “Pescado Fresco a la Venta”.
A continuación, llegó su hermana una maestra de renombre de la zona que sabía mucho de literatura y lingüística, y opinó que el cartel debería decir solamente “Pescado Fresco”. Claramente, allí se estaba vendiendo pescado, ¿qué otra cosa iba a hacer si no su hermano con todo ese pescado? era obvio que iba a ser vendido por él, y en ese preciso instante.
Más adelante, su maestro acudió a felicitarle por el nuevo negocio y le mencionó que todos los transeúntes podrían darse cuenta de que el pescado era realmente fresco nada más verlo. Mencionarlo expresamente podría de hecho ser interpretado como una postura defensiva porque hubiera dudas acerca de su frescura, quizá parecería una treta para vender más, así que sería mejor no decirlo. Sería mucho mejor si el cartel solamente contuviera las palabras estrictamente necesarias, en este caso “Pescado”.
Al día siguiente, cuando Cyd volvía a su tienda por la mañana se dio cuenta de que desde muy lejos podía identificarla por el olor, desde una distancia desde la cual el cartel aún no era legible. Comprendió entonces que ni siquiera había necesidad de poner la palabra “Pescado”.
En el blog de Garr Reynolds "Presentation Zen"
Según la Ontología del Lenguaje las palabras generan el ser que somos, y si ciertamente si yo cambio mis palabras cambiaré lo que digo, pienso y hago en consecuencia.
Aunque también es interesante y de hecho complementario al conceptualizar el coaching, tener en cuenta que no sólo existen las palabras como herramienta de cambio, y saber hacer distinciones entre las más potenciadoras. De hecho cada tipo de persona que vive el proceso de coaching precisa una vía, y muchas personas no precisan como ocurre en el cuento etiquetas o carteles identificativos para darse cuenta de una realidad, sino que cada tipo de persona en función de cómo es, precisará aprender a ser consciente de las emociones que vive, las que pudieran estar viviendo los demás, y actuar en consecuencia.
Quizá como broche final me gustaría que te plantearas algunas reflexiones como por ejemplo si eres consciente de las palabras que utilizas en tu día a día que son obvias que bien podrías evitar, las que obvias que no son prescindibles y es más son muy necesarias.
Te has planteado si percibes el olor a pescado fresco sin necesidad de verlo, y si los demás perciben tus emociones, esas que tu ni tan siquiera te has parado a observar y que otros sienten tan rápido como el olor a pescado.
Ahora que llega el verano y aprovechamos para pescar, procura ocuparte en poner en práctica no sólo tu lenguaje de modo preciso sino todos tus sentidos para poder percibir el olor del pescado desde la distancia.
Un abrazo. MariCruz
1 Comentarios:
En eso estoy, no es fácil.
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